Jon Larrinaga
La iniciativa aprobada por el Parlamento vasco, con los votos del PP -impulsor de la propuesta-, el PSE y el PNV sobre la ampliación de los horarios nocturnos del cierre de bares y discotecas, ha generado una gran controversia. Por un lado, favorece a la economía del país, para ayudar en tiempos de crisis, y por otro lado está la otra cara de la moneda, las quejas de los vecinos.
Para algo sensato que dice el Parlamento vasco y los partidos políticos, siempre se tiene que acabar quejando alguien. Ya duele bastante tener que pagar 12 euros todos los fines de semana para entrar a una discoteca y que te cierren a las cinco de la madrugada, donde no te da tiempo ni a tomarse la primera copa. Si amplian los horarios no sólo favorecería a la economía del país, como asegura el parlamento vasco, sino que amortizaríamos la nuestra, porque a veces da la sensación de que esos 12 euros los tiras por la taza del bater. Además teniendo en cuenta que los viernes los metros no se reanudan hasta las seis de la mañana, en algunas ocasiones tocar estar una e incluso dos horas dando vueltas por las calles de Bilbao con la esperanza de que esas horas pasen lo más rápido posible.
Los vecinos no tienen motivos para quejarse, puesto que las discotecas están aisladas en zonas industriales, y la mayoría de lo bares cuentan con el límite de decibelios establecido, por ello que no se quejen tanto y que salgan un poco a que les de el aire también, que les va a venir bien.
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